TECNOLOGIAS ADECUADAS
Carol Mariana Acosta, de diez años, se convirtió en la paciente más joven en Colombia en recibir un implante de corazón artificial, un dispositivo controlado con un sistema que la menor carga en una pequeña maleta.
La cirugía, que tardó nueve horas, fue realizada por especialistas de la Fundación Cardiovascular de Colombia (FCV) en Bucaramanga (Santander) y permitió que Carol Mariana pueda llevar una vida normal luego de tener un corazón deteriorado.
Hace cuatro años, la pequeña paciente fue diagnosticada con cáncer de hígado por lo que fue sometida a una cirugía para eliminar el tumor y posteriormente inició su tratamiento de quimioterapia con un medicamento que le generó una "toxicidad cardiaca".
El director del programa de corazón artificial de la FCV, Leonardo Salazar, dijo a la agencia Efe que con el implante le permite a la paciente "tener una vida activa, normal, como ir al colegio, jugar, entre otros".
Uno de los retos para el equipo consistió en que tenía que "adaptar un aparato que está hecho para adultos, y acoplarlo al tórax de la niña, sin que haya ningún problema".
Adicionalmente, se requiere una capacitación especial para la niña y su familia para que puedan manipular el dispositivo y no tengan ningún tipo de inconveniente.
El médico cirujano añadió que la biotecnología fue diseñada con un rotor que "anda a una velocidad de 2.400 revoluciones por minuto y este bombea 4 o 5 litros de sangre por minuto en la circulación de la niña".
Sin embargo, los riesgos para la vida de niña de 10 años son latentes, ya que, según el médico Salazar, el corazón artificial es alimentado por baterías o electricidad y en caso de no se cargado o de una falla en el sistema, la niña puede "morir en pocos segundos".
"Dentro del aparato, hay un rotor que es como una hélice circular, y este rotor ejercitado magnéticamente por unos imanes que tiene el sistema, entonces flota, gira y esta rotación impulsa la sangre", señalo.
Este corazón artificial tiene la capacidad de bombear la sangre que atraviesa el todo el torrente sanguíneo de la niña y es supervisado por un "sistema externo" que está conectado al cuerpo de Carol y que lleva en una pequeña maleta.
Inicialmente, la falla cardiaca fue tratada con medicamentos por tres años, pero en el último, Carol tuvo que ser hospitalizada en cinco ocasiones por la gravedad de su estado de salud.
Ahora, con su corazón nuevo, la niña lleva una vida normal pues el dispositivo puede durar hasta treinta años. Lo único que no puede hacer es disfrutar de la piscina, pues el aparato no se puede mojar.
La niña ya fue dada de alta y está terapias. Está próxima a viajar a Bogotá, ciudad en la que reside, a la espera de retomar sus actividades habituales.
La Fundación Cardiovascular de Colombia es el centro con más experiencia en Latinoamérica en dispositivos tecnológicos que reemplazan la función del corazón y el pulmón.
Hace cinco años, Cielo González volvió a nacer, al menos así se siente ella, porque desde abril del 2014, cuando le implantaron un corazón artificial, todo en su vida cambió.
Esta mujer, de 61 años, nacida en Albania, Santander, durante 30 años dictó clases en una escuela de su pueblo natal y jamás imaginó que sería la primera paciente en Latinoamérica en cargar su corazón en una maleta.
Se trata del Heart Mate II, un dispositivo diseñado por ingenieros aeroespaciales que bombea sangre al corazón y depende de un minicomputador que Cielo carga en un bolso que se ata a su cintura, como si fuera un canguro.
“Al principio, la gente en la calle me preguntaba que si vendía minutos, pero yo solo me reía y les decía que no. Luego les explicaba qué ocurría con mi corazón y cómo cambió mi vida”, cuenta entre risas.
“Al principio, la gente en la calle me preguntaba que si vendía minutos, pero yo solo me reía y les decía que no. Luego les explicaba qué ocurría con mi corazón y cómo cambió mi vida”, cuenta entre risas.
En medio de su cotidianidad, Cielo comenzó a sentirse fatigada, “hasta para comer me cansaba”, recuerda. Por esta situación se retiró de su trabajo y se vio obligada a pasar largas temporadas hospitalizada.
Cuando tenía 56 años, esta santandereana se convirtió en paciente potencial para un implante de corazón artificial, luego de que le diagnosticaran una cardiomiopatía dilatada congénita. Sus tres hermanos murieron por esta enfermedad, lo que significaba que no era apta para hacerle un trasplante de corazón convencional.
Pero para convertirse en la primera portadora de un corazón artificial debió poner una tutela y un desacato a su EPS Avanzar Médico para que le autorizaran la cirugía, que cuesta aproximadamente 700 millones de pesos y le salvó la vida. “Pusimos la tutela en diciembre del 2013 y la intervención se la hicieron en abril del 2014 porque decían que era muy costosa; gracias a Dios, mi mamá aguantó hasta ese tiempo”, narra Yadi Yesenia González, hija mayor de Cielo.
Cuando tenía 56 años, esta santandereana se convirtió en paciente potencial para un implante de corazón artificial, luego de que le diagnosticaran una cardiomiopatía dilatada congénita. Sus tres hermanos murieron por esta enfermedad, lo que significaba que no era apta para hacerle un trasplante de corazón convencional.
Pero para convertirse en la primera portadora de un corazón artificial debió poner una tutela y un desacato a su EPS Avanzar Médico para que le autorizaran la cirugía, que cuesta aproximadamente 700 millones de pesos y le salvó la vida. “Pusimos la tutela en diciembre del 2013 y la intervención se la hicieron en abril del 2014 porque decían que era muy costosa; gracias a Dios, mi mamá aguantó hasta ese tiempo”, narra Yadi Yesenia González, hija mayor de Cielo.
El 7 de abril del 2014, Cielo fue intervenida quirúrgicamente por los médicos de la Fundación Cardiovascular de Colombia (FCV) y tres meses después pudo salir de la clínica a su casa en el municipio de Barbosa, Santander, donde actualmente reside con el Heart Mate II implantado en su cuerpo.
“Este dispositivo tiene una cánula de entrada que se pone dentro del corazón, es esmerilada porque esta textura evita que se formen trombos en la circulación, por las mangueras pasa la sangre y adentro está el sistema de imanes que hace girar un rotor a unas 5.400 revoluciones por minuto”, explicó el doctor Leonardo Salazar, director del Programa de Corazón Artificial de la FCV.
Las intervenciones quirúrgicas de este tipo pueden tardar más de ocho horas y requieren de un grupo especializado de médicos que están pendientes de cada detalle del procedimiento que se divide en varias fases.
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